Durante nuestro paseo por la antigua estación tuvimos la oportunidad de entrar en la planta baja de la antigua casa del encargado. Es una verdadera lástima que esté en tan malas condiciones porque realmente está ubicada en un lugar de ensueño y restaurada sería una auténtica joya. Después continuamos el camino mientras cogíamos fresitas silvestres que ya entiendo porque son tan caras, hay muchas pero son tan pequeñas que parece que no se llena nunca el recipiente, eso sí, son una delicia.
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